Sunday, July 26, 2009

Martín Karpan


Martín Karpan es un argentino que comenzó su carrera en la publicidad y en el teatro, en comedias infantiles de baja repercusión, pero que le fueron dando tablas. Comenzó a ser conocido tras protagonizar la telenovela colombiana ‘El auténtico Rodrigo Leal’, donde conoció a la que fue su novia por varios años, Carolina Gómez.

Tras el rotundo éxito de esta serie, Martín (que en realidad es su primer apellido, él se llama Carlos) recibió importantes ofertas. Finalmente se decidió por dar vida al malvado Luis Carlos, en ‘Te voy a enseñar a querer’. Más tarde, encarnó al despiadado Andrés Corona en la telenovela ‘El cuerpo del deseo’. Y también hizo de villano en ‘La Viuda de Blanco’, donde conoció a la mujer con la que tuvo un hijo, la actriz Zharick León, quienes recientemente han terminado su relación.

Después de realizar varios papeles antagónicos, él volvió a Colombia para protagonizar la exitosa serie ‘Nuevo rico, nuevo pobre’, donde dio vida a Andrés. Y al finalizar este proyecto, Martín se fue a Miami para protagonizar la telenovela ‘El Rostro de Analía’, su más reciente éxito.

El argentino ha tenido también suerte en el cine, con películas como ‘Flores amarillas sobre la ventana’, por la que recibió el premio al mejor actor revelación en su país.

-Haciendo un balance por tu carrera artística, en ‘Te voy a enseñar a querer’ diste vida al infame Luis Carlos y también te vimos en el papel de villano en ‘El Cuerpo del Deseo’...
Sí, pero eran dos malos muy distintos. Luis Carlos era víctima de las circunstancias, estaba enamorado de Déborah (Catherine Siachoque) y ésta era la que le malmetía para que cometiera las fechorías. Sin embargo, Andrés era el que tramaba todo. Era un tipo frío, calculador, muy cínico y ambicioso, que se aprovechaba de lo que le rodeaba para lograr sus objetivos.

-¿Te gustó dar vida a Luis Carlos y a Andrés?
Sí, claro, y me divertí muchísimo. En las telenovelas estos personaje suelen ser un tanto cómicos, porque el cinismo con el que hacen las cosas te hacen vivir escenas muy divertidas. Son como las películas de Quentin Tarantino, en la que los malos son tan perfectos e invulnerables, que te hacen reír.

-¿Temías convertirte en el eterno malo de las telenovelas?
No, porque me gusta la variedad. De todas formas, no creo que se me encasille en este registro, ya que también he hecho otro tipo de personajes. Un ejemplo claro es ‘El auténtico Rodrigo Leal’, la primera telenovela que protagonicé en Colombia y de la que luego se hizo una versión en España.

-Aún así, ¿no eres de esos actores que sueñan con dar el salto a Hollywood y triunfar en la gran pantalla?
Tuve una propuesta para entrar en ese mercado, pero no me interesó aceptarla. La imagen del latino en Estados Unidos todavía está en pleno proceso y nos suelen ofrecer papeles de narcotraficantes, delincuentes y mayordomos al lado de figuras como Sylvester Stallone; esto no es lo mío. Prefiero seguir en las telenovelas o probar suerte en el cine español, que es muchísimo más rico, interesante y profundo.

-¿Qué tipo de personaje te gustaría hacer?
Me encantan las películas de época, pues me resulta gracioso y me interesa todo lo que tiene que ver con los disfraces. De hecho, en Buenos Aires tuve la oportunidad de rodar una película que transcurría en la Patagonia de 1910 y me resultó muy interesante.

-¿Cómo aceptaste la propuesta para protagonizar de nuevo en Colombia una novela, ‘Nuevo rico, nuevo pobre’ y que ha sido todo un éxito?
Me dijeron: "Martín hay un papel protagónico en Colombia y parece hecho para ti", fue esa la frase mágica que le dio un giro a mis planes, a la cual respondí: "¿Cuándo tengo que viajar?".

-¿Qué te sedujo de Andrés, tu personaje en ‘Nuevo rico, nuevo pobre’?
Es un personaje con mucho humor, que está inmerso en un entorno donde todos los otros personajes tienen un costado muy gracioso. Es como si hubiera sido inspirado por algunos de los personajes de Woody Allen, porque la miseria que debe sufrir se convierte en generadora de un humor negro, intenso y bien pensado. Andrés es un hombre que ha vivido siempre entre ricos, es autosuficiente y no sabe vivir en comunidad, que por cosas que van a ver en la telenovela, termina en un lugar muy pobre y deberá aprender a vivir allí. Mi personaje empieza la historia perdiéndolo todo. Siempre estoy buscando personajes diferentes, que tengan cosas que se le puedan explorar. Aunque para muchos sea un problema, a mí lo que me gusta de los personajes de televisión es que no sabes a dónde van a ir, porque el final no está escrito.

-¿Y qué no te gusta de la actuación en televisión?
Que este tipo de personajes, como Andrés, son escasos. Es difícil encontrar personajes que no sean políticamente correctos, mientras que Andrés comienza como un hombre conservador, adicto al trabajo, que en cuestión de días tiene que volver acomodarse a la vida. Realmente estoy contento con Andrés.

-Has trabajado en Argentina, Colombia, México y Estados Unidos, ¿ya estás habituado a esa vida de nómada?
Me encanta viajar, pero también el hecho de dejar de ser turista para ser habitante de una ciudad que no es la mía, y luego cambiar. Creo que eso por un tiempo es bueno.

-Pero, antes de protagonizar ‘Nuevo rico, nuevo pobre’, te ofrecieron un nuevo papel en Buenos Aires (Argentina), donde regresaste al lado de tu familia...
Al terminar en Estados Unidos ‘La viuda de blanco’ y, aunque había propuestas para quedarme allí, actuar en México, Venezuela y Colombia, decidí que era el momento para volver a mi tierra, de donde había salido cuatro años atrás y realmente no había pasado una buena temporada allí. Fue fantástico porque era volver a casa, encontrarme con los amigos de la esquina, retornar a los viejos planes, a ir a cine, al teatro. Me retroalimenté completamente en Buenos Aires.

-¿Siempre quisiste ser actor?
No, la verdad es que de niño nunca tuve claro lo que quería hacer de mayor. De hecho, estudié muchas cosas, entre ellas Ingeniería de Sistemas. Por otro lado tenía a mis padres diciéndome que no podía ser actor, que esto era un hobby y no una profesión de verdad.

-¿Cómo fueron tus comienzos?
Empecé haciendo anuncios de televisión y de ahí pasé a presentarme a algunos cástings. Me tocaron con la varita mágica, porque al poco tiempo ya me ofrecieron mi primer protagonista en el cine.

-¿Crees que es difícil vivir de la interpretación?
Bueno, hay que estar muy pendiente, porque es un trabajo que puede ser muy agradecido en unos momentos, pero muy ingrato en otros. Hay parones profesionales que debes manejar bien, porque hay que saber administrarse el dinero y vivir con el ego de cada uno. Cuando estás protagonizando algo parece que tienes el mundo a tus pies, pero la gente se olvida de uno muy pronto.

-¿Y es difícil vivir con un actor?
Sí, mucho, porque nuestro ego es grande y muy sensible. Yo siempre decía que nunca me enamoraría de una actriz, porque dos egos de esos juntos son una bomba explosiva, pero no lo pude evitar. De hecho mi novia es una actriz.

-¿Cuál sería tu sueño para el futuro?
Estar rodeado de los míos y tener la sabiduría para seguir creciendo. Me gustaría mucho encontrar esa paz y tranquilidad que busco.

-¿Recuerdas tu primer beso?
Sí, con 13 años, en una fiesta. Fue un beso raro, baboso, porque uno cuando se inicia en esto es torpe.

-¿Has hecho alguna locura por amor?
Muchas, todo el tiempo. Eso es lo bonito de estar enamorado, que uno se vuelve loco. Es lo mejor, porque la monotonía aburre.

-¿En qué te reencarnarías?
En una hormiga o en una bacteria para ver el Universo desde otro punto de vista.

-Ahora eres el protagonista de una telenovela de Telemundo, ¿cómo te sientes en este nuevo proyecto?
Me gusta el elenco con el que estoy trabajando, nos llevamos bien todos, aunque Telemundo tiene su código.

-¿Qué función tuvo tu personaje en la telenovela ‘El Rostro de Analía’?
Daniel Montiel pierde a su esposa Mariana, que le obligó a un cambio, pues se sintió culpable del terrible accidente que sufrió una vez descubre la verdad de su romance, y se consagra como un padre ejemplar para su única hija. La vida le dio una segunda oportunidad de amar a su esposa, cuando se cruzó por su camino Analía, de quien se enamora locamente, ignorando que es Mariana con el rostro de otra mujer. Es un personaje más centrado, más maduro y serio. A ratos los televidentes podrían llegar a odiarme, pero luego me acaban amando al conocer mis nobles sentimientos y mi amor sincero por Analía, que en el fondo es mi esposa Mariana ocupando otro rostro, luego del accidente.

-En las telenovelas te quitas con facilidad la ropa, ¿posarías desnudo en una revista?
No me gustaría posar desnudo para ninguna revista, ya que es sólo para vender, pero en la novelas lo hago porque es parte del guión. No me gusta venderme como un pedazo de carne. Yo vendo mi talento como actor.

-¿A qué personaje te gustaría dar vida y que aún no has podido interpretar?
A mi me gustaría participar en una producción ambientada entre 1915 y 1930. Me considero un actor versátil, sin puntos débiles, ni fuertes. Me interesa abordar distintas situaciones y personajes porque si no me aburro. Hay papeles donde se necesita un poco más de concentración, preparación y desarrollo actoral y semiótico.

-¿Y qué trato tienes con tus fans?
Me gusta que me reconozcan, me gustan los gritos, la historia y si se me acerca alguien la atiendo de buena manera.

-Hace unos meses fuiste papá por primera vez, ¿a quién se parece el niño?
No se parece a nadie de la familia. Sus ojos son de color café muy claritos y no son, ni los de Zharick León ni los míos. Tampoco se parece a mí, ni a mi mujer.

-¿Estuviste presente cuando dio a luz Zharick?
Sí. El parto fue normal y no lloré. El Doctor lo agarró como si fuese un trapo. Le revolcó, le pegó y no sabes si agarrar al Doctor, al hijo o salir corriendo. Uno no sabe qué hacer. Lágrimas hubo después, cuando todo se relajó un poco.

-Después de haber finalizado con las grabaciones de la novela a finales de marzo, ¿qué proyectos te esperan?
Volví a Bogotá, Colombia, para estar con mi hijo Luciano, que ya tiene ocho meses. Quiero descansar un poco y disfrutar de mi hijo, verlo crecer, reír, jugar con él, entre otras cosas, que son parte de ese proceso importante y espectacular para un padre.

-¿Y te gustaría tener más hijos?
Por lo pronto no pienso en tener un segundo bebé. Quiero disfrutarlo primero a Luciano.