Wednesday, August 24, 2011

Un recorrido por el apasionante mundo de las Telenovelas de época




Miércoles, 24 de agosto de 2011/ Columna de Opinión

Carla Estrada tiene nueva telenovela entre manos. Solo ese dato es ya de por sí prometedor, si a eso le sumamos que se manejan nombres como el de Silvia Navarro para uno de los protagónicos femeninos, David Zepeda para ser uno de los protagonistas masculinos, que Sebastián Rulli está confirmado como uno de los galanes y que la mitad de la historia se desarrollará en las primeras décadas del siglo XX, la expectación máxima está servida. Sabemos sin ninguna duda que Carla sabrá transportamos de nuevo a tiempos pasados de manera magistral, y lo sabemos por experiencia.







Cuando el mundo de las producciones de época parece ya totalmente trillado, llega una nueva telenovela con sus miriñaques, corpiños y sombrillas que nos hace suspirar a los amantes de este subgénero. Creo que no se puede comenzar a hablar de tan apasionante mundo de otra forma que no sea mencionando a Caridad Bravo Adams y a María Zarattini; de la pluma de la primera han salido algunas de las grandes historias de amor de las telenovelas de todos los tiempos, y las magníficas adaptaciones de la segunda nos han hecho soñar.







Probablemente al leer las palabras “telenovelas de época” “Caridad Bravo Adams” o “María Zarattini”, el primer nombre que se les ha venido a la mente habrá sido Juan del Diablo. ¡Cómo olvidar la telenovela de telenovelas! ¡Cómo no evocar la tan apasionada como atribulada historia de amor entre Mónica y aquel rudo hombre de mar de voz profunda! Corazón Salvaje, novela de Caridad Bravo Adams, ha sido libro, película, obra de teatro y, por supuesto, telenovela. Aunque anteriormente se hicieron otras adaptaciones (la primera en Puerto Rico en 1966), es la de 1993, la protagonizada por Edith González y Eduardo Palomo, adaptada por María Zarattini y producida por José Rendón, la que rompió esquemas. La sensualidad de las escenas, la profesionalidad de unos actores y actrices que nos robaron el corazón y nos tuvieron con el alma en vilo hasta el último capítulo, la calidad de la producción, y la cuidada ambientación que nos traslada a la primera década del siglo XX, procuró a la telenovela unas audiencias astronómicas así como numerosos galardones en los Premios TVyNovelas de 1994, entre estos: Mejor Telenovela, Mejor Actriz Protagónica (Edith González) y Mejor Actor Protagónico (Eduardo Palomo).





Recientemente, en el año 2009, Salvador Garcini en la dirección y Salvador Mejía en la producción, nos regalaron un remake de Corazón Salvaje protagonizado por la bellísima Aracely Arámbula y por Eduardo Yañez (algo más mayorcito que cuando interpretó a Manuel Fortuna en otra telenovela de época, Senda de Gloria, allá por 1987, aunque no por ello menos acertado o lucido). A pesar del grandioso elenco, los bellísimos paisajes marítimos, el maravilloso vestuario y el erotismo de muchas de las escenas, el Corazón Salvaje que permanece en la memoria y en los corazones (¡cuánto corazón!) de la mayoría de los espectadores, es el de Edith y Eduardo, que no pasa de moda y sigue robando el aliento de unas cuantas (y unos cuantos) románticas como yo cuando buscamos los mejores momentos de Juan y Mónica en portales como Youtube. Os invito a recordar.





En el año 2000, Eduardo Palomo volvió a retroceder en el tiempo, esta vez hasta los apasionantes días marcados por el famosísimo Tratado de Guadalupe Hidalgo con la anexión del territorio de California a los Estados Unidos, hablamos del año 1848. La telenovela ambientada en tan fascinante periodo histórico fue Ramona, basada en la novela homónima de Helen Hunt Jackson. Eduardo la protagonizó junto a Kate del Castillo. Cuando Eduardo tenía en su mente el proyecto de hacer una segunda parte de Corazón Salvaje, la muerte nos arrebató a Juan del Diablo en el año 2003.





En 1994 pudimos ver El vuelo del Águila, protagonizada por Manuel Ojeda y la siempre gloriosa Jacqueline Andere y en 1996 cabe mencionar La antorcha encendida con estrellas como Juan Ferrara, Julieta Rosen, Leticia Calderón o Ernesto Laguardia. Pero fue en 1995, un año antes de La antorcha encendida, cuando Carla Estrada nos regalaba Alondra. Con Mónica Miguel junto a Miguel Córcega como directores, Yolanda Vargas Dulché adaptaba su novela Casandra para la pequeña pantalla. Ana Colchero pasaba de ser la odiosa Aimeé de Corazón Salvaje, a ser la tierna Alondra junto a Ernesto Laguardia y Gonzalo Vega. Vestuario, música, actores e historia hacen de Alondra una telenovela para el recuerdo con el toque magistral de Carla Estrada ya presente.





Y lentamente nos acercamos a otro hito dentro de las telenovelas de época: Amor Real. En el camino encontramos otras producciones en las que no voy a hacer hincapié más por falta de espacio que de ganas, como por ejemplo Azul Tequila (Bárbara Mori y Mauricio Ochmann sublimes a finales de los noventa, ataviados con trajes salidos de un armario del siglo XIX).





Llegó el año 2003 y ahí estaba Carla para deleitarnos de nuevo y sentar un antes y un después con su telenovela Amor Real. Una adaptación de Bodas de Odio (original de Caridad Bravo Adams filmada en 1983 con Christian Bach, Frank Moro y Miguel Palmer en los papeles protagónicos), que nos trasladó al convulso siglo XIX mexicano. María Zarattini hizo la adaptación, Fernando Colunga, Adela Noriega y Mauricio Islas la protagonizaron y Carla puso su magia.





Si me permiten introducir mi opinión personal, Amor Real fue la telenovela que me enamoró definitivamente no solo del género (del que ya llevaba años enamorada), sino del amor, de la Historia, de los miriñaques y la iluminación característica de las telenovelas de época, con velas en lugar de lámparas, claridad de día y oscuridad de noche. Tuvieron mucho que ver en ello el elenco de la telenovela, sencillamente insuperable. Fernando Colunga que nos hace enamorarnos de cuanto galán interprete, hizo que medio mundo suspirara por los arrebatos, las lágrimas y las caricias de un Manuel Fuentes Guerra adelantado a su tiempo, rebelde, filántropo y apasionado. Para mi gusto uno de los personajes más completos de la historia de las telenovelas junto a Juan del Diablo, lleno de matices, completamente humano. Y cómo no alabar hasta el cansancio a Adela Noriega en su papel de la delicada Matilde, que evoluciona de mojigata niña bien hasta ser capaz de vivir al margen de la ley por seguir a su amado Manuel. Los movimientos de las finas manos de Adela, la forma en que manejaba el miriñaque, la dulzura de su voz y la complicidad con Colunga fueron, en mi opinión, factores decisivos en el éxito de esta telenovela. También lo fueron Helena Rojo, Mauricio Islas, Kika Edgar, Ernesto Laguardia (siempre acertado), Mariana Levy, Ana Bertha Espín, Ana Martín, Ingrid Martz, Chantal Andere y Mario Iván Martínez (¡inolvidable el excéntrico lechuguino Renato Piquet!), entre otros.





Amor Real se considera una de las telenovelas más exitosas de Televisa; ganadora de los premios: Mejor Telenovela, Mejor Actriz Protagónica y Mejor Actor Protagónico entre otros en los TVyNovelas 2004, todos recordamos con deleite el dulce tema principal, Amor Real, interpretado por el grupo Sin Bandera, y podríamos ver una y otra vez una telenovela que sin duda hizo historia.







Carla Estrada ha seguido regalándonos otras de sus joyas de época (así como contemporáneas también). En 2005, una historia más de María Zarattini, Alborada, llegaba a nuestras vidas. Fernando Colunga volvía a lucir levita, pantalones ajustados y botas a lo mosquetero, ahora acompañado por la siempre magnífica Lucero. Carla nos transportó esta vez hasta los tiempos del último virrey español en México, Juan O’ Donojú (1821), con trajes femeninos que nos recuerdan a los personajes de las novelas de Jane Austen y un guión plagado de críticas veladas a la mentalidad de una época en que el mundo actual estaba “en construcción”. Lo mejor de esta telenovela probablemente es el Iluminado Luis Manrique y Arellano (el personaje interpretado por Colunga), la química mágica entre Fernando y Lucero, Daniela Romo de mala malísima y el delicioso tema principal interpretado por Plácido Domingo.





Y llegamos por fin a Pasión (2007), la última novela de época a la que haré referencia en este recorrido en que ha consistido mi primer artículo (espero sinceramente que haya sido de su agrado). Otra producción de Carla Estrada (mi favorita junto a Amor Real), algo maltratada por la crítica, cosa algo injusta a mi entender. Mónica Miguel y Carla Estrada volvían a formar dueto incombustible y Fernando Colunga se metía esta vez en la piel de un pirata al servicio de la corona inglesa.







Pasión merece una mención especial ya que recrea una época hasta la que nadie se había atrevido a retroceder: 1750. Estamos hablando de época colonial, de piratería, de Despotismo Ilustrado, de cambios, guerras, treguas… un tiempo extremadamente convulso sin ninguna duda y, tal vez por esto mismo, difícil de retratar. La maravillosamente bien trazada historia entre Camila y Ricardo es la base de esta telenovela que conquista. Una de las pocas relaciones de amor telenovelesco (tal vez la única), en que ella no duda de él ni él de ella más de dos capítulos seguidos, y esto solo ocurre que recuerde ahora mismo en dos ocasiones. ¿Cómo se sostiene una telenovela sin conflictos graves en el seno de la pareja protagónica? De una forma mágica. Camila y Ricardo afrontan unidos mil y una tempestades y calamidades. Los malos son muy malos y los buenos muy buenos, y para buena, Susana González, pilar fundamental de esta producción con una dulzura infinita, una voz cautivadora, gestos tan propios de una dama del XVIII que cuesta imaginarla viviendo en el siglo XXI y una belleza, carente prácticamente de maquillaje, absolutamente arrebatadora. Mención especial merece Marisol del Olmo en su papel de Jimena; ganó por esta interpretación el premio a Mejor Actriz Co-Estelar en los TVy Novelas 2008, y no es para menos. La banda sonora encabezada por la interpretación que la internacional Sarah Brightman hace junto a Fernando Lima del tema Pasión (sublime), con música ambiental que ayuda al espectador a sentirse parte del siglo XVIII, como La Pasión, de Denisse de Kalafe o el A quién amar si no es a ti, de Kika Edgar, la entregada y dulce Inés en la telenovela, es una caricia para los sentidos.





Y al parecer, en 2011 Carla Estrada vuelve a nuestras vidas con A la Luz del Ángel, una historia que de seguro nos cautivará y analizaremos pormenorizadamente en Más que Telenovelas. Mientras llega, les invito a recordar otras producciones que nos han hecho suspirar en la noche de los tiempos…





Escrito por: Claudia Arrasate, columnista de "Masquetelenovelas"


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