
Sonya Smith se dio a conocer a través de telenovelas memorables dentro de la televisión hispana. Su primer protagónico fue ‘Cara Sucia’, que se transmitió exitosamente en más de 80 países. Otras de sus reconocidas participaciones han sido en ‘Cristal’, ‘Alondra’, ‘Destino de mujer’ y ‘Olvidarte jamás’, telenovela donde conoció a su actual marido Gabriel Porras. Su primer trabajo con Telemundo fue en ‘Pecados Ajenos’ y actualmente interpreta a Dana Riggs en la exitosa novela ‘¿Dónde está Elisa?’.
La versátil y destacada actriz Sonya Smith a los cinco años debutó en el teatro. Es la única de sus hermanos que ha heredado el talento de su madre, Ileana Jacquet, también actriz. Vino al mundo el 23 de abril de 1972 en Philadelphia, Estados Unidos, sin embargo, se marchó a vivir a Venezuela siendo una niña. Desde sus primeros años de vida, sintió interés por la expresión artística, gracias a la profesión de su madre.
-Sonya, ¿cómo definirías a tu personaje?
Dana es una madre de familia que tiene tres hermosas hijas, un marido maravilloso y pertenece a una familia adinerada que ha tenido mucho éxito. Es la familia perfecta, son más de veinte años viviendo la felicidad en esa burbuja y de pronto que le suceda algo así es una tragedia que le rompe el esquema a esta mujer y a toda la familia. Interpreto a una mujer cuya hija desaparece y por ello sufre una gran angustia. Se da cuenta de que su vida no era perfecta, como pensaba. Es impactante y tan doloroso perder un hijo, más que todo porque desaparece. Es un sentimiento diferente cuando la pérdida es por una muerte, pero que de repente desaparezca es una sensación indescriptible, una mezcla de muchas cosas, como emociones, incertidumbres, tristeza impotencia, dolor, angustia, rabia, terror y miedo. Hay una gama infinita de emociones y el poder interpretar un papel en donde haya todos esos matices y esas emociones a flor de piel, es un reto maravilloso y fascinante como actriz.
-¿Cómo te sientes protagonizando esta producción?
Estoy encantada porque me exige mucho como actriz. Es un personaje maduro, me hace sentir cómoda.
-¿Qué hacías en tu tiempo libre cuando estabas grabando la novela?
Una llegaba tan cansada a la casa, pero tienes que estudiar para el día siguiente. A mí me pasaba que me acostaba y estaba pensando en la novela, me despertaba y también.
-Esta novela no es la típica “rosa”, ¿qué te parece que se haya cambiado la trama de las telenovelas?
Me parece muy interesante y aplaudo ese esfuerzo de que se presenten nuevas opciones. La trama tiene mucha acción e intriga. Los hechos ocurren mucho más rápido que en las telenovelas tradicionales. Hay que verla todos los días para no perder el hilo. Aunque se mantienen algunos esquemas de la novela rosa, el género ha experimentado una evolución positiva. Pero, como divertimento al fin, no debemos olvidar que hay un público para todos los estilos.
-¿Cómo te has sentido interpretando a una madre que pierde a su hija?
El hecho de que aún no tenga hijos implica un desafío, porque el sentimiento de una madre es muy difícil de entender si no se ha vivido. Por fortuna, tengo a mi favor un instinto maternal que he canalizado a través de mis hermanas menores y sobrinos, aunque, claro, nunca es lo mismo.
-Eres pareja de Gabriel Porras, ¿temiste en algún momento que os representarías a vosotros mismos o convertiros en la misma pareja de la novela donde os conocisteis para los televidentes?
Esta claro que se corre el riesgo de representarse a sí mismo. Pero la tarea del actor consiste en desligar el personaje de la persona. Gabriel y yo nos hicimos pareja en ‘Olvidarte jamás’. Pero, a diferencia de ese trabajo, donde los personajes se enamoraban en el desarrollo de la trama, el matrimonio que interpretamos en ‘Dónde está Elisa’ ya está establecido.
-Ahora que vuelves a trabajar con Gabriel, ¿chocan vuestros egos?
En absoluto. Cada uno sabe bien quién es el otro como actor y como persona, porque ya hemos coincidido otras veces. Nos respetamos.
-¿En vuestra relación personal os complementáis?
Pensamos de la misma manera en las cosas importantes, pero somos muy distintos, la verdad.
-¿Habéis pensado en tener hijos o de momento preferís dedicaros a vuestras carreras?
Ya veremos, lo que Dios quiera. Hay personas que desean tener muchos hijos, yo no. Seré feliz si la vida es benévola y me da uno.
-¿Crees que hay que estar preparado para formar una familia?
Depende de en qué etapa estés, ya que un hijo implica muchos cambios, es una gran responsabilidad. A veces los posponemos para realizarnos profesionalmente, pero creo que no hay que verlos como obstáculos, sino como una gran razón en nuestras vidas que nos motiva a seguir creciendo.
-¿Cómo recuerdas tu infancia?
Muy feliz. Tomé clases de ballet y jazz durante un tiempo. Me encantaba ir de gira, ver los vestuarios y todo lo que sucedía tras los bastidores. Mi debut en el teatro fue a los 5 años, en una escenario grande y ante muchas personas. Fue muy bonito.
-¿De quién heredaste el amor por la actuación?
Mi mamá (la actriz Ileana Jacquet) fue mi primer modelo. Sin embargo, en mi casa todos éramos artistas, porque mi abuela cantaba ópera, mi abuelo era pintor, mi bisabuela tocaba más de un instrumento y mi tía fue bailarina.
-Al vivir entre artistas, ¿siempre tuviste el apoyo para ser actriz?
Sí. Eso me dio mucha seguridad. Mi mamá me enseñó a ser responsable, profesional y a dar lo mejor de mí.
-¿Qué te gusta, por encima de todo, de tu profesión?
Que es como un juego donde manejo situaciones y personajes. En esta carrera hay mucho estudio, concentración y horas de trabajo extenuante, pero te permite jugar, es divertida. Yo, que no tengo hijos, ya he sido madre cuatro veces, y de niñas mayores. A veces he de odiar a alguien con quien me llevo bien o amar a alguien que no me transmite nada. La actuación es así.
-¿Cómo te cuidas para lucir ese cuerpazo?
Me gusta comer, pero tengo la bendición de tener un cuerpo atlético. Y si nunca digo mi edad es porque ninguna de las que se publican son exactas. Unos me ponen muchos años y otros más. Yo prefiero que eso también forme parte del misterio.
Sonya Smith fue Dana Riggs en ‘¿Dónde está Elisa?’:
Casada con Mariano Altamira, madre de Elisa, Cristina y Olga. Agrónoma con especialidad en enología, Dana es una madre dedicada, experta en la ardua tarea de compatibilizar familia y trabajo. De personalidad apacible, muy cercana a la vida al aire libre y la naturaleza, ama a su marido e hijas tanto como ama su profesión. Su carácter afable, generoso y dedicado se complementa a la perfección con el de su marido. Dana confía en Mariano y cada día lo seduce su inteligencia, su sentido de la caballerosidad y su impecable labor de padre.
Hasta el inicio de la historia, Dana (de 38 años) vive en un mundo perfecto, una burbuja, rodeada de cariño, comodidades y perfección. Sin embargo, la felicidad dura hasta la noche en que su hija Elisa desaparece. Eso marca un antes y un después en la vida de todos los personajes, pero en Dana el cambio es radical. Su personalidad se transmuta, cambia su manera de ser, de relacionarse con los demás y de mirar el mundo. De ser una mujer natural y confiada se hace impulsiva, belicosa, incapaz de volver a creer en el ser humano. Dana es la que no da su brazo a torcer, la que siempre cree que Elisa está viva y que algún día la recuperarán.
A medida que avanza la historia, sus ilusiones se resquebrajan y también se ve afectada su escala de valores. Devastada, no encontrará en Mariano el apoyo que espera, principalmente debido a que él está ausente, muy empeñado en la investigación por su cuenta. Dana entonces establece una relación con el comisario Rivas, un hombre que ha sufrido un drama similar al suyo y que la orienta en varios sentidos. Con Cristóbal se conecta esencialmente a través del dolor.
A través de la investigación, Cristóbal descubre que Mariano mantiene una relación paralela con otra mujer. Se trata de su secretaria, Isabel Ríos. Decepcionada de su marido, Dana se entrega a un romance con el comisario Rivas. A partir de ese momento se verá inmersa en una ola de sospechas cruzadas, críticas de parte de la familia y, además, sufrirá más de una decepción al enterarse de varios secretos más que existían en su círculo familiar.
La versátil y destacada actriz Sonya Smith a los cinco años debutó en el teatro. Es la única de sus hermanos que ha heredado el talento de su madre, Ileana Jacquet, también actriz. Vino al mundo el 23 de abril de 1972 en Philadelphia, Estados Unidos, sin embargo, se marchó a vivir a Venezuela siendo una niña. Desde sus primeros años de vida, sintió interés por la expresión artística, gracias a la profesión de su madre.
-Sonya, ¿cómo definirías a tu personaje?
Dana es una madre de familia que tiene tres hermosas hijas, un marido maravilloso y pertenece a una familia adinerada que ha tenido mucho éxito. Es la familia perfecta, son más de veinte años viviendo la felicidad en esa burbuja y de pronto que le suceda algo así es una tragedia que le rompe el esquema a esta mujer y a toda la familia. Interpreto a una mujer cuya hija desaparece y por ello sufre una gran angustia. Se da cuenta de que su vida no era perfecta, como pensaba. Es impactante y tan doloroso perder un hijo, más que todo porque desaparece. Es un sentimiento diferente cuando la pérdida es por una muerte, pero que de repente desaparezca es una sensación indescriptible, una mezcla de muchas cosas, como emociones, incertidumbres, tristeza impotencia, dolor, angustia, rabia, terror y miedo. Hay una gama infinita de emociones y el poder interpretar un papel en donde haya todos esos matices y esas emociones a flor de piel, es un reto maravilloso y fascinante como actriz.
-¿Cómo te sientes protagonizando esta producción?
Estoy encantada porque me exige mucho como actriz. Es un personaje maduro, me hace sentir cómoda.
-¿Qué hacías en tu tiempo libre cuando estabas grabando la novela?
Una llegaba tan cansada a la casa, pero tienes que estudiar para el día siguiente. A mí me pasaba que me acostaba y estaba pensando en la novela, me despertaba y también.
-Esta novela no es la típica “rosa”, ¿qué te parece que se haya cambiado la trama de las telenovelas?
Me parece muy interesante y aplaudo ese esfuerzo de que se presenten nuevas opciones. La trama tiene mucha acción e intriga. Los hechos ocurren mucho más rápido que en las telenovelas tradicionales. Hay que verla todos los días para no perder el hilo. Aunque se mantienen algunos esquemas de la novela rosa, el género ha experimentado una evolución positiva. Pero, como divertimento al fin, no debemos olvidar que hay un público para todos los estilos.

El hecho de que aún no tenga hijos implica un desafío, porque el sentimiento de una madre es muy difícil de entender si no se ha vivido. Por fortuna, tengo a mi favor un instinto maternal que he canalizado a través de mis hermanas menores y sobrinos, aunque, claro, nunca es lo mismo.
-Eres pareja de Gabriel Porras, ¿temiste en algún momento que os representarías a vosotros mismos o convertiros en la misma pareja de la novela donde os conocisteis para los televidentes?
Esta claro que se corre el riesgo de representarse a sí mismo. Pero la tarea del actor consiste en desligar el personaje de la persona. Gabriel y yo nos hicimos pareja en ‘Olvidarte jamás’. Pero, a diferencia de ese trabajo, donde los personajes se enamoraban en el desarrollo de la trama, el matrimonio que interpretamos en ‘Dónde está Elisa’ ya está establecido.
-Ahora que vuelves a trabajar con Gabriel, ¿chocan vuestros egos?
En absoluto. Cada uno sabe bien quién es el otro como actor y como persona, porque ya hemos coincidido otras veces. Nos respetamos.
-¿En vuestra relación personal os complementáis?
Pensamos de la misma manera en las cosas importantes, pero somos muy distintos, la verdad.
-¿Habéis pensado en tener hijos o de momento preferís dedicaros a vuestras carreras?
Ya veremos, lo que Dios quiera. Hay personas que desean tener muchos hijos, yo no. Seré feliz si la vida es benévola y me da uno.
-¿Crees que hay que estar preparado para formar una familia?
Depende de en qué etapa estés, ya que un hijo implica muchos cambios, es una gran responsabilidad. A veces los posponemos para realizarnos profesionalmente, pero creo que no hay que verlos como obstáculos, sino como una gran razón en nuestras vidas que nos motiva a seguir creciendo.
-¿Cómo recuerdas tu infancia?
Muy feliz. Tomé clases de ballet y jazz durante un tiempo. Me encantaba ir de gira, ver los vestuarios y todo lo que sucedía tras los bastidores. Mi debut en el teatro fue a los 5 años, en una escenario grande y ante muchas personas. Fue muy bonito.
-¿De quién heredaste el amor por la actuación?
Mi mamá (la actriz Ileana Jacquet) fue mi primer modelo. Sin embargo, en mi casa todos éramos artistas, porque mi abuela cantaba ópera, mi abuelo era pintor, mi bisabuela tocaba más de un instrumento y mi tía fue bailarina.
-Al vivir entre artistas, ¿siempre tuviste el apoyo para ser actriz?
Sí. Eso me dio mucha seguridad. Mi mamá me enseñó a ser responsable, profesional y a dar lo mejor de mí.
-¿Qué te gusta, por encima de todo, de tu profesión?
Que es como un juego donde manejo situaciones y personajes. En esta carrera hay mucho estudio, concentración y horas de trabajo extenuante, pero te permite jugar, es divertida. Yo, que no tengo hijos, ya he sido madre cuatro veces, y de niñas mayores. A veces he de odiar a alguien con quien me llevo bien o amar a alguien que no me transmite nada. La actuación es así.
-¿Cómo te cuidas para lucir ese cuerpazo?
Me gusta comer, pero tengo la bendición de tener un cuerpo atlético. Y si nunca digo mi edad es porque ninguna de las que se publican son exactas. Unos me ponen muchos años y otros más. Yo prefiero que eso también forme parte del misterio.
Sonya Smith fue Dana Riggs en ‘¿Dónde está Elisa?’:

Hasta el inicio de la historia, Dana (de 38 años) vive en un mundo perfecto, una burbuja, rodeada de cariño, comodidades y perfección. Sin embargo, la felicidad dura hasta la noche en que su hija Elisa desaparece. Eso marca un antes y un después en la vida de todos los personajes, pero en Dana el cambio es radical. Su personalidad se transmuta, cambia su manera de ser, de relacionarse con los demás y de mirar el mundo. De ser una mujer natural y confiada se hace impulsiva, belicosa, incapaz de volver a creer en el ser humano. Dana es la que no da su brazo a torcer, la que siempre cree que Elisa está viva y que algún día la recuperarán.
A medida que avanza la historia, sus ilusiones se resquebrajan y también se ve afectada su escala de valores. Devastada, no encontrará en Mariano el apoyo que espera, principalmente debido a que él está ausente, muy empeñado en la investigación por su cuenta. Dana entonces establece una relación con el comisario Rivas, un hombre que ha sufrido un drama similar al suyo y que la orienta en varios sentidos. Con Cristóbal se conecta esencialmente a través del dolor.
A través de la investigación, Cristóbal descubre que Mariano mantiene una relación paralela con otra mujer. Se trata de su secretaria, Isabel Ríos. Decepcionada de su marido, Dana se entrega a un romance con el comisario Rivas. A partir de ese momento se verá inmersa en una ola de sospechas cruzadas, críticas de parte de la familia y, además, sufrirá más de una decepción al enterarse de varios secretos más que existían en su círculo familiar.