Zully Montero es una de las actrices más importantes y respetadas de la televisión hispana, siendo una pionera de las telenovelas en Estados Unidos y esta vez hemos podido disfrutar de su actuación en ‘Perro Amor’.
Nació en la Habana, Cuba y desde niña quiso ser actriz. Su amplia trayectoria, de más de cuatro décadas, la han llevado a trabajar en diferentes mercados de los Estados Unidos y América Latina. Comenzó su carrera en su natal Cuba donde trabajó en radio, teatro y cine, incluyendo las películas ‘Memorias del Subdesarrollo’ y ‘Lucía’. Su partida de Cuba la llevó hasta la ciudad de Nueva York y posteriormente a Miami, siempre acompañada de sus tres hijas Martha, Elaine y Jezabel. Zully Montero reside hace 27 años en Miami y aunque reconoce que no es tan fácil hacer teatro en la ciudad floridana, tiene varios planes sobre las tablas.
Entre las producciones más importantes en las que ha participado, se encuentran: ‘Marianela’, ‘Guadalupe’, ‘El Magnate’, ‘Agua Marina’, ‘Alborada’, ‘Prisionera’, ‘La Viuda de Blanco’, ‘Amor Comprado’ y ‘El Rostro de Analía’, por mencionar algunas. Y después de ‘Perro Amor’, Zully volverá a trabajar en ‘El Fantasma de Elena’, también con Telemundo.
En el teatro, se ha destacado en más de 40 puestas en escena incluyendo: ‘Aire Frío’, ‘Bodas de Sangre’, ‘La Casa de Bernarda Alba’ y ‘El Dulce Pájaro de la Juventud’. Esta actriz cubana también ha dejado su huella en el cine con su participación en películas como: ‘El Súper’, ‘Cabo de miedo’ y ‘Full Grown Men’.
La experimentada actriz cubana prefiere los personajes fuertes, independientes, profesionales, seguras de sí mismas, sin dejar de ser románticas ni buenas amantes. Por eso, se siente cómoda como Cecilia Brando en la telenovela ‘Perro Amor’ de Telemundo, pues sin ser una odiosa villana, se proyecta como una mujer madura, un tanto calculadora dentro del mundo de los negocios en el que se mueve.
-Zully, ¿qué opinas de los nuevos personajes en los que las mujeres tienen un mayor protagonismo?
Las historias son realistas y le han dado a la mujer una posición mucho más contemporánea, porque ya esas mujeres sumisas y apabulladas, que todo lo resienten, que todo lo aguantan, que todo lo resisten y no son independientes, que no estudian, que están esperando que el millonario venga a sacarlas del anonimato y de la pobreza, esas novelas tuvieron su época y son interesantes también, porque todavía existen esos personajes en la vida; pero ahora el papel de la mujer me gusta, porque es más de la vida cotidiana, del quehacer con la sociedad y tiene una perspectiva de estudiar, de superar, de no ser la mujer ignorada, la mujer pisoteada.
-¿Qué valores buscas al seleccionar un personaje?
El personaje siempre tiene que tener algo importante, que avance tu carrera, que diga algo de tu trabajo. Creo que este personaje por eso me encantó cuando lo leí, porque también tiene otra línea menos fuerte de maldad. Es un personaje fuerte de carácter, defensora de la justicia, brillante en sus cosas, brillante en su trabajo como profesional, o sea, tiene muchas características que me atraen.
-¿Y qué es lo que más te gusta de la historia de ‘Perro Amor’?
Me gusta mucho la historia, está muy bien escrita, muy bien contada, es muy alegre, muy dinámica, simpática, pero en realidad los personajes de gente buena, me parecen, para mi personalidad que no es un reto en realidad como actriz.
-¿Cómo recuerdas tu niñez?
Yo nací en La Habana, Cuba, y me crié en una casa pequeña y muy bonita. Mis padres eran pobres, pero mi casa siempre estaba llena de gente porque mi mamá era muy amistosa. Tuve una niñez muy feliz. Mi madre se divorció de mi papá cuando yo tenía 2 años de edad y mi padrastro fue quien me crió. Él era un amor, era como mi papá. Yo fui hija única así es que no tenía con quién pelear (risas).
-¿Te hizo falta tener hermanos?
Claro que me hizo falta. Yo veía a mis amigas con sus hermanos y que se llevaban tan bien, entonces yo me preguntaba por qué no tenía hermanos. Pero mi mamá no quiso tener más hijos porque no quería tener niños de otro hombre. Mi padrastro salió un hombre bueno, pero mi mamá no quiso ya tener más familia.
-¿Cómo era tu relación con tu padre biológico?
A mi papá le vi varias veces, pero en realidad él no quiso tener mucha relación conmigo. A él no le interesaba la paternidad. A mí no me afectó tanto porque yo tenía esa imagen en mi padrasto. Fue una suerte tenerle.
-¿Pasaste muchas necesidades en Cuba?
Mi familia era pobre, pero mi mamá siempre trataba de darme lo que tenían los otros niños. Me daban todo lo que estaba dentro de sus posibilidades. Una vez quería una bicicleta y como no me la podían comprar nueva, me compraron una usada. La pintaron y arreglaron para que quedara como nueva. También me hicieron una celebración para mis 15 años y me compraron el vestido que yo quería, aunque costó muchísimo. Mi pobre madre tuvo que vender varias cosas para poder comprármelo. Al final, me hicieron una comida con mis amigas, y me puse mi vestido para tomarme las fotos.
-¿Cuándo decidiste dedicarte a la actuación?
Desde que tenía como 11 años. Yo reunía a un grupo de niños del barrio y montaba obras de teatro escritas por mí. Entonces había una academia cerca y yo le pedía permiso a la profesora para exponer frente a los estudiantes la obra que había montado (risas), imagínate. Iba toda la familia y mucha gente y hasta pagaban para verla. Yo era la directora, la escritora y también actuaba (risas). Era como la niña orquesta. Mi mamá vio estas aptitudes y me inscribió en la Academia de arte dramático de La Habana. Ahí me enseñaron de todo.
-¿Cómo trabajas con el apuntador en las escenas?
Recuerda que no hacemos una ni dos escenas como en el cine, se hacen 20, 25 escenas de diferentes tipos de conflictos y memorizar todo eso no es fácil. Creo que el apuntador es una gran ayuda y en mi segunda telenovela, que fue ‘María Elena’, fue donde comencé a usar el apuntador, porque en ‘El Magnate’, que fue la primera, no lo usé; y para mí no era tan difícil, porque vengo del teatro, que se memoriza y se crea un personaje y se trabaja con la memoria, pero es mucho más fácil con el apuntador.
-¿Llegaste a realizar algún trabajo actoral en tu país?
Cuando terminé la escuela de drama, fui a la radio para participar en un concurso donde buscaban una actriz para hacer una radionovela. Entonces yo gané y pude participar. También hice mucho teatro. Luego me casé cuando tenía apenas 16 años.
-¿Por qué decidiste casarte tan joven?
Porque me enamoré y mi padre no aceptaba la relación pues éramos muy jóvenes. Entonces nos encaprichamos más y mi novio le pidió mi mano a papá para casarnos de inmediato.
-¿Qué locuras hacíais para veros cuando aún no estabais casados?
Nos veíamos en la universidad y también en el barrio, porque éramos vecinos. Nos mirábamos por las ventanas y nos enviábamos cartitas románticas. El amor entre nosotros surgió de manera muy graciosa. Él tenía novia y se acercó a mí porque yo escribía poesía, entonces él quería que yo escribiera algo bonito para su novia. Cuando le di la poesía, el tipo se enamoró de mí (risas). Así comenzó todo. Con él tuve a mis tres hijas.
-¿Cómo fue tu matrimonio?
Tuvo momentos de mucha felicidad. Mi primera hija, Martha, nació cuando yo apenas tenía 17 años. Ese parto me dolió muchísimo, pero mi mamá me ayudó un montón porque nosotros vivíamos con mis padres. Esa primera niña fue una bendición para mí. Gracias a Dios, mi hija siempre ha sido muy buena y ahora también es una excelente madre para mi nieta Francesca. El matrimonio fue bonito hasta un momento porque mi esposo era muy celoso y no quería que yo siguiera en la actuación, por eso empezaron los conflictos. Yo estaba feliz porque quería estar con mi familia, pero también extrañaba lo que me gustaba hacer, que era actuar. Tuve que dejar todo por la familia.
-¿Te llegaste a arrepentir por haberte casado y convertirte en madre a tan corta edad?
Fue difícil porque tuve que dejar de ser joven. Tuve que dejar todo lo que hacen las niñas a los 16 y 17 años. En ese momento no me arrepentí, pero después sí. Con los años he analizado y he llegado a la conclusión de que las muchachas de ahora hacen bien al no casarse tan jóvenes. Si el tiempo volviera atrás, me casaría más adulta, con una carrera terminada, con cosas logradas y después de haberme divertido mucho. Pero la verdad no me fue tan mal.
-¿Cuándo decidisteis mudaros a Estados Unidos?
En ese momento ya tenía dos hijas y la falta de libertad nos obligó a irnos. Habían muchos problemas. Incluso yo estuve presa una vez y casi me apresan una segunda. Yo tengo un temperamento fuerte y no me dejaba fácilmente. Una vez estaba en una cola enorme para poder comprar un juguete. Sólo tenía derecho a comprar uno para cada niña. Cuando llegué al frente sólo me permitieron comprar uno. Entonces me puse nuevamente en la fila. Cuando volví a llegar para comprar el otro juguete para mi otra hija me dijeron que no se podía porque yo ya había comprado uno. Me disgusté tanto con esa persona, que le rompí la tabla, que ya había comprado, en la cabeza y me llevaron presa. Era una injusticia porque yo no iba a llegar a mi casa con tan sólo un juguete si tenía dos hijas.
-¿Qué sentiste cuando estabas en la cárcel?
Estaba muy apenada porque la mujer estaba sangrando y todo porque le pegué con mucha fuerza. Mis padres se preocuparon mucho, pero me pudieron sacar de inmediato. Por eso salimos de Cuba porque con mi temperamento, mi madre sabía que me iba a seguir metiendo en problemas (risas). Además allá pasábamos mucha hambre. Incluso cuando estaba embarazada de mi segunda hija, me desmayé varias veces por lo poco que conseguía para comer y se lo daba a mi hija. Fueron momentos difíciles.
-¿Cómo fueron tus comienzos en Estados Unidos?
Llegamos a la casa de los tíos de mi esposo en New York. Enseguida empezamos a trabajar y nos mudamos a un sótano hasta que pudimos mudarnos a un apartamento. Al principio tuvimos que sacrificarnos mucho, pero estábamos mucho mejor que en Cuba porque aquí nunca pasé hambre. Empecé trabajando en una factoría de zapatos. Luego trabajé en una fábrica de postales de navidad y luego en una de ropa. Hasta que decidí que iba a estudiar inglés y mecanografía. Luego conseguí trabajo en una compañía de importaciones y exportaciones en Wall Street.
-¿Y cómo comenzaste tu carrera actoral?
Resulta que en mi trabajo me encontré a un amigo con el que hice teatro en Cuba. Él se me acercó, empezamos a hablar y me dijo que él tenía un grupo de teatro. Me invitó a participar y ahí volví a hacer lo que me gustaba. Yo siempre tuve la esperanza de que en algún momento volvería a actuar.
-¿Tuviste que convencer a tu esposo para que te dejara volver a actuar?
Esa fue una lucha muy fuerte. Pero yo dije que para hacer feliz a mi familia, primero tenía que ser feliz yo. Entonces se lo expliqué a mi esposo y le pedí que me ayudara. Le dije que nada iba a cambiar en la casa, pero él no entendía y vivíamos en una lucha constante. Esa decisión me llevó al divorcio. Tuve que divorciarme para poder ser feliz. El teatro me llenaba y mi esposo nunca lo entendió.
-¿Cómo saliste adelante después de tu divorcio?
Fue fuerte divorciarme. Y pasé por momentos difíciles porque ya tenía mis tres hijas, Martha, Elaine y Jezabel. Entonces tuve que seguir trabajando al mismo tiempo que hacía teatro. Además, casi tuve que obligar al padre a que me diera dinero para ellas. Él no era malo, pero los hombres hacen eso para ver si la mujer vuelve con ellos. A mí eso no me amedrentó y seguí adelante, aunque tuve que estar en dos trabajos. Uno en la compañía de importaciones y otro en una compañía de publicidad. Pasé muchísimo trabajo, pero hacía lo que me gustaba. Hubo épocas muy malas, pero luego todo se arregló. Trabajé en varias obras de teatro y también en una película llamada ‘El súper’.
-¿Tuviste que poner tu vida sentimental a un lado?
Sí, salí con amigos y tuve algunos novios porque eso es natural. Yo era muy joven, pero mis hijas nunca vieron ningún hombre en la casa. Siempre las respeté. Después conocí a Juan Troya haciendo teatro, pero en ese momento él estaba casado, aunque había mucha afinidad entre nosotros. Luego me ofrecieron un trabajo en radio en Miami y vine a vivir aquí. Tiempo después, Juan se divorció, vino a visitar a unos amigos y de paso me visitó a mi. Todo pasó muy rápido y terminamos casados. Pero después de 14 años, también nos divorciamos. Fue todo muy bonito, pero se acabó el amor. Todo se llevó muy sanamente y ahora con sus hijos y los míos tenemos una gran familia. Todos nos llevamos muy bien.
-¿Luego empezaste a hacer novelas?
Mi primera novela fue ‘El magnate’ junto a Andrés García. Ahí hice el papel de la madre de la protagonista. Ahí empezó mi carrera en televisión. Había hecho ‘Corte tropical’, que fue un show de comedia, pero esa novela fue lo que me abrió las puertas. Seguí trabajando en radio y cuando salía me iba a grabar la novela. Después vino ‘Marielena’ junto a Eduardo Yañez y Lucía Méndez. Ahí vinieron todas las demás y siempre he pertenecido al elenco principal. Ya llevo unas quince novelas.
-¿Cómo te sientes trabajando en producciones de Miami?
Antes lo que nos llegaba eran productos muy enlatados y, aunque no es fácil filmar en Estados Unidos, en términos de costo, lo que se está haciendo en Miami es fantástico. Lo que se produce aquí tiene mucho alcance mundial. Pero después de más de 15 años de producciones, aún es un bebé en pañales en comparación con los demás países hispanos que son grandes productores hace décadas.
-¿Y cómo te sientes estando al lado de actores con diferentes nacionalidades y acentos?
Segura que el público no se da cuenta a menos de que sea un acento que no tiene nada que ver con el personaje. Este país es multicultural y así tienen que ser las novelas. Además así se vende mejor el producto internacionalmente. Somos los más importantes al ser quienes presentamos los conflictos que complican la trama y la hacen interesante.
-¿Vistes como tu personaje de ‘Perro Amor’ en la vida real?
Para nada, yo soy mucho más moderna y sexy que ella. Me gusta la moda e intento estar en la onda de lo que se lleva.
-¿Cómo te sientes en tu rol de abuela?
Tengo tres hijas que tuve con mi primer esposo y también los hijos de mi ex esposo que son como míos. De mi esposo son cuatro, tres hombres y una mujer. En realidad tengo siete hijos. A los varones no les veo muy seguido, pero a Ana María si la veo mucho. Es también mi hija. De todos ellos, tengo diez nietos. Me encanta mi papel de abuela, aunque es esporádico, porque mi trabajo no me permite compartir mucho con ellos. Me gusta mucho preguntarles lo que les gusta y lo que han hecho. Me encanta que me digan abuela.
-En la pequeña pantalla vemos que eres una mujer de armas tomar, ¿y en la vida real?
Soy tímida, aunque la gente no se lo crea. Por ejemplo, en las cosas del amor, donde ahora las mujeres son más lanzadas, yo no, yo estoy chapada a la antigua. A mí me tienen que conquistar.
-Y al dar vida a tantas villanas, ¿cómo te acoge la gente en la calle?
En las calles de Miami ya no me pasa tanto porque la gente me conoce bien, pero cuando viajo a Latinoamérica, todavía la gente me grita cosas negativas. Me preguntan cómo es posible que sea así de mala. Que si no tengo corazón. Yo lo disfruto (risas).
-¿Cuál es tu mejor virtud y tu peor defecto?
Soy buena amiga y un defecto que no olvido fácilmente las cosas malas que me hacen.
-¿Eres maniática?
Mucho y muy meticulosa.
-¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de tu cuerpo?
Lo que más los ojos y lo que menos la celulitis.
-¿Qué te saca de quicio?
La gente mentirosa.
-¿Has hecho muchas locuras por amor cuando eras joven?
Sí, una vez me fui de casa, y pasé dos noches con mi novio. Y mi mamá... imagínate.
-Además de trabajar, ¿qué es lo que te gusta hacer?
Me encanta viajar y sueño con dar la vuelta al mundo. Me da mucha pena no conocer la idiosincrasia de cada pueblo, saber cómo piensan, cómo se expresan. Veremos si tengo la suficiente energía para hacerlo algún día.
-Si haces balance de tu carrera, ¿te consideras una privilegiada?
Totalmente, llevar viviendo 30 años de la interpretación es un privilegio, aunque he de decir que los comienzos no fueron nada fáciles.
-¿Qué consejos le darías a la gente joven que quiera dedicarse a esto?
Les diría que hay que estudiar mucho y que no todo es magia y glamour. Hay jóvenes que se piensa que tienen un guión delante y ya lo pueden hacer. No, eso requiere una preparación, incluso psicológica, para poder aceptar el rechazo del público, para admitir los errores, para ir mejorando y para ser autocrítico.
-¿Alguna vez tuviste tentaciones para tomar drogas o abusar del alcohol?
Uno es el que siempre decide lo que quiere hacer. Uno puede bailar y tomarse dos tragos, pero todo con mesura. Sí tuve personas que me tentaron y que me ofrecieron cosas. Pero hay que tener cuidado y saber que es lo que quieres.
-¿También te pidieron favores sexuales a cambio de un papel?
Sí, claro. En algún momento de mi vida sí me pidieron favores sexuales a cambio de tener un papel. Pero nunca caí en eso. Eso no se puede permitir porque es una humillación. Hay que ganarse las cosas con trabajo y con talento. Eso da más seguridad. Cuando me encontré en esas situaciones, supe manejarlas, pero en una ocasión tuve que dejar el trabajo porque las cosas se me salieron de las manos.
-Después de tu último divorcio, ¿has tenido novios?
Sí claro, he salido con otras personas. Las relaciones amorosas son parte de la vida de los humanos. El sexo es parte de nuestra vida emocional. El sexo es algo importante y que necesitamos.
-¿En este momento tienes pareja?
Ahora no tengo pareja, pero si aparece el hombre que esté dispuesto a comprenderme, yo encantada. Hay que atreverse porque no soy fácil (risas). Soy una persona llevadera. Pero tengo algunos pensamientos que pueden ser difíciles de entender. Para mí la moralidad, la amistad, el respeto son cosas muy importantes y primordiales. Yo soy muy amistosa y hay hombres que no entienden eso. Me gustan los grupos, la gente. Entonces un hombre debe estar dispuesto a dejarme estar con mis amistades. Quizás aparece por ahí un valiente que me entienda (risas). Yo estoy preparada para eso.
-¿Y cómo te cuidas para lucir tan bien?
Mi secreto es comer saludable. Hacer un poco de ejercicio porque no hago mucho. También hay que usar buenas cremas porque hay que proteger la piel. Es muy importante sentirse feliz, eso te ayuda bastante.
-¿Te has hecho alguna cirugía plástica?
Sí claro, ya he pasado por eso. Es bueno que existan cosas para mejorar lo que uno ya tiene y para sentirse mejor. Los años van a caer, pero si uno puede aguantar un poquito la caída pues hay que hacerlo (risas). Yo me hice el lifting en la cara. Eso es lo único. En el cuerpo no me he hecho nada. Gracias a Dios tengo una buena piel y también me cuido con cremas. Me operé para sentirme y verme más joven porque por dentro me siento de 15 años (risas). A mí me gustan las cosas modernas y me fascina estar a la moda. Me encantan las carteras y los zapatos. Ese es mi pasatiempo.
-A nivel profesional, ¿qué sueño te queda por cumplir?
Me gustaría hacer cine de calidad, no comercial. He participado en películas como ‘El cabo del miedo’ con Robert de Niro, pero al final he acabado dedicándome más a las telenovelas, al teatro y a mi familia.
-¿Qué nuevos proyectos tienes?
Estoy escribiendo teatro, tengo varias obras. Me gusta mucho escribir; de momento te da un poco de miedo, pero lo voy a hacer, voy a poner mis propias obras de teatro con estudiantes que van a sentirse divinos en ese ambiente teatral. Es importante que el actor se haga un poco en el teatro, porque el teatro te da una base para la televisión y para el cine, muy fuerte.
-¿No bajas el ritmo de trabajo en ningún momento?
Yo no bajo el ritmo, el ritmo me lo bajará la vida cuando ya no pueda más.
Zully Montero fue Cecilia en ‘Perro Amor’:
Edad: 70 años. Profesión: dueña y presidente de la junta directiva de Brando Constructores. Es una mujer elegante, sofisticada; pero de mente abierta y de avanzada. Con un excepcional sentido del humor y una sabiduría que la hace estar por encima del bien y del mal. Pocas cosas la escandalizan, pero no soporta la falta de ética y principios.
Siente un enorme amor por su hijo Pedro y por su nieto Antonio, pero desprecia a su nuera Clemencia por arribista, poco auténtica y por pensar sólo en el dinero de su marido. Tiene una entrañable amistad con Ligia, la abuela de Sofía, porque con ella comparte el humor, el cinismo, el juego de cartas, los tragos que se toman y las ganas de casar a sus dos nietos. De Ligia, no le importa que sea arribista ni interesada. Ella la quiere como es y le ayuda en lo que puede.
No soporta que Brando Constructores se porte mal con la gente y cuando se da cuenta ordena inmediatamente corregirlo. Ella no hizo su fortuna maltratando a nadie. Crió a Camila y adora a Antonio de quien es además confidente.
Nació en la Habana, Cuba y desde niña quiso ser actriz. Su amplia trayectoria, de más de cuatro décadas, la han llevado a trabajar en diferentes mercados de los Estados Unidos y América Latina. Comenzó su carrera en su natal Cuba donde trabajó en radio, teatro y cine, incluyendo las películas ‘Memorias del Subdesarrollo’ y ‘Lucía’. Su partida de Cuba la llevó hasta la ciudad de Nueva York y posteriormente a Miami, siempre acompañada de sus tres hijas Martha, Elaine y Jezabel. Zully Montero reside hace 27 años en Miami y aunque reconoce que no es tan fácil hacer teatro en la ciudad floridana, tiene varios planes sobre las tablas.
Entre las producciones más importantes en las que ha participado, se encuentran: ‘Marianela’, ‘Guadalupe’, ‘El Magnate’, ‘Agua Marina’, ‘Alborada’, ‘Prisionera’, ‘La Viuda de Blanco’, ‘Amor Comprado’ y ‘El Rostro de Analía’, por mencionar algunas. Y después de ‘Perro Amor’, Zully volverá a trabajar en ‘El Fantasma de Elena’, también con Telemundo.
En el teatro, se ha destacado en más de 40 puestas en escena incluyendo: ‘Aire Frío’, ‘Bodas de Sangre’, ‘La Casa de Bernarda Alba’ y ‘El Dulce Pájaro de la Juventud’. Esta actriz cubana también ha dejado su huella en el cine con su participación en películas como: ‘El Súper’, ‘Cabo de miedo’ y ‘Full Grown Men’.
La experimentada actriz cubana prefiere los personajes fuertes, independientes, profesionales, seguras de sí mismas, sin dejar de ser románticas ni buenas amantes. Por eso, se siente cómoda como Cecilia Brando en la telenovela ‘Perro Amor’ de Telemundo, pues sin ser una odiosa villana, se proyecta como una mujer madura, un tanto calculadora dentro del mundo de los negocios en el que se mueve.
-Zully, ¿qué opinas de los nuevos personajes en los que las mujeres tienen un mayor protagonismo?
Las historias son realistas y le han dado a la mujer una posición mucho más contemporánea, porque ya esas mujeres sumisas y apabulladas, que todo lo resienten, que todo lo aguantan, que todo lo resisten y no son independientes, que no estudian, que están esperando que el millonario venga a sacarlas del anonimato y de la pobreza, esas novelas tuvieron su época y son interesantes también, porque todavía existen esos personajes en la vida; pero ahora el papel de la mujer me gusta, porque es más de la vida cotidiana, del quehacer con la sociedad y tiene una perspectiva de estudiar, de superar, de no ser la mujer ignorada, la mujer pisoteada.
-¿Qué valores buscas al seleccionar un personaje?
El personaje siempre tiene que tener algo importante, que avance tu carrera, que diga algo de tu trabajo. Creo que este personaje por eso me encantó cuando lo leí, porque también tiene otra línea menos fuerte de maldad. Es un personaje fuerte de carácter, defensora de la justicia, brillante en sus cosas, brillante en su trabajo como profesional, o sea, tiene muchas características que me atraen.
-¿Y qué es lo que más te gusta de la historia de ‘Perro Amor’?
Me gusta mucho la historia, está muy bien escrita, muy bien contada, es muy alegre, muy dinámica, simpática, pero en realidad los personajes de gente buena, me parecen, para mi personalidad que no es un reto en realidad como actriz.
-¿Cómo recuerdas tu niñez?
Yo nací en La Habana, Cuba, y me crié en una casa pequeña y muy bonita. Mis padres eran pobres, pero mi casa siempre estaba llena de gente porque mi mamá era muy amistosa. Tuve una niñez muy feliz. Mi madre se divorció de mi papá cuando yo tenía 2 años de edad y mi padrastro fue quien me crió. Él era un amor, era como mi papá. Yo fui hija única así es que no tenía con quién pelear (risas).
-¿Te hizo falta tener hermanos?
Claro que me hizo falta. Yo veía a mis amigas con sus hermanos y que se llevaban tan bien, entonces yo me preguntaba por qué no tenía hermanos. Pero mi mamá no quiso tener más hijos porque no quería tener niños de otro hombre. Mi padrastro salió un hombre bueno, pero mi mamá no quiso ya tener más familia.
-¿Cómo era tu relación con tu padre biológico?
A mi papá le vi varias veces, pero en realidad él no quiso tener mucha relación conmigo. A él no le interesaba la paternidad. A mí no me afectó tanto porque yo tenía esa imagen en mi padrasto. Fue una suerte tenerle.
-¿Pasaste muchas necesidades en Cuba?
Mi familia era pobre, pero mi mamá siempre trataba de darme lo que tenían los otros niños. Me daban todo lo que estaba dentro de sus posibilidades. Una vez quería una bicicleta y como no me la podían comprar nueva, me compraron una usada. La pintaron y arreglaron para que quedara como nueva. También me hicieron una celebración para mis 15 años y me compraron el vestido que yo quería, aunque costó muchísimo. Mi pobre madre tuvo que vender varias cosas para poder comprármelo. Al final, me hicieron una comida con mis amigas, y me puse mi vestido para tomarme las fotos.
-¿Cuándo decidiste dedicarte a la actuación?
Desde que tenía como 11 años. Yo reunía a un grupo de niños del barrio y montaba obras de teatro escritas por mí. Entonces había una academia cerca y yo le pedía permiso a la profesora para exponer frente a los estudiantes la obra que había montado (risas), imagínate. Iba toda la familia y mucha gente y hasta pagaban para verla. Yo era la directora, la escritora y también actuaba (risas). Era como la niña orquesta. Mi mamá vio estas aptitudes y me inscribió en la Academia de arte dramático de La Habana. Ahí me enseñaron de todo.
-¿Cómo trabajas con el apuntador en las escenas?
Recuerda que no hacemos una ni dos escenas como en el cine, se hacen 20, 25 escenas de diferentes tipos de conflictos y memorizar todo eso no es fácil. Creo que el apuntador es una gran ayuda y en mi segunda telenovela, que fue ‘María Elena’, fue donde comencé a usar el apuntador, porque en ‘El Magnate’, que fue la primera, no lo usé; y para mí no era tan difícil, porque vengo del teatro, que se memoriza y se crea un personaje y se trabaja con la memoria, pero es mucho más fácil con el apuntador.
-¿Llegaste a realizar algún trabajo actoral en tu país?
Cuando terminé la escuela de drama, fui a la radio para participar en un concurso donde buscaban una actriz para hacer una radionovela. Entonces yo gané y pude participar. También hice mucho teatro. Luego me casé cuando tenía apenas 16 años.
-¿Por qué decidiste casarte tan joven?
Porque me enamoré y mi padre no aceptaba la relación pues éramos muy jóvenes. Entonces nos encaprichamos más y mi novio le pidió mi mano a papá para casarnos de inmediato.
-¿Qué locuras hacíais para veros cuando aún no estabais casados?
Nos veíamos en la universidad y también en el barrio, porque éramos vecinos. Nos mirábamos por las ventanas y nos enviábamos cartitas románticas. El amor entre nosotros surgió de manera muy graciosa. Él tenía novia y se acercó a mí porque yo escribía poesía, entonces él quería que yo escribiera algo bonito para su novia. Cuando le di la poesía, el tipo se enamoró de mí (risas). Así comenzó todo. Con él tuve a mis tres hijas.
-¿Cómo fue tu matrimonio?
Tuvo momentos de mucha felicidad. Mi primera hija, Martha, nació cuando yo apenas tenía 17 años. Ese parto me dolió muchísimo, pero mi mamá me ayudó un montón porque nosotros vivíamos con mis padres. Esa primera niña fue una bendición para mí. Gracias a Dios, mi hija siempre ha sido muy buena y ahora también es una excelente madre para mi nieta Francesca. El matrimonio fue bonito hasta un momento porque mi esposo era muy celoso y no quería que yo siguiera en la actuación, por eso empezaron los conflictos. Yo estaba feliz porque quería estar con mi familia, pero también extrañaba lo que me gustaba hacer, que era actuar. Tuve que dejar todo por la familia.
-¿Te llegaste a arrepentir por haberte casado y convertirte en madre a tan corta edad?
Fue difícil porque tuve que dejar de ser joven. Tuve que dejar todo lo que hacen las niñas a los 16 y 17 años. En ese momento no me arrepentí, pero después sí. Con los años he analizado y he llegado a la conclusión de que las muchachas de ahora hacen bien al no casarse tan jóvenes. Si el tiempo volviera atrás, me casaría más adulta, con una carrera terminada, con cosas logradas y después de haberme divertido mucho. Pero la verdad no me fue tan mal.
-¿Cuándo decidisteis mudaros a Estados Unidos?
En ese momento ya tenía dos hijas y la falta de libertad nos obligó a irnos. Habían muchos problemas. Incluso yo estuve presa una vez y casi me apresan una segunda. Yo tengo un temperamento fuerte y no me dejaba fácilmente. Una vez estaba en una cola enorme para poder comprar un juguete. Sólo tenía derecho a comprar uno para cada niña. Cuando llegué al frente sólo me permitieron comprar uno. Entonces me puse nuevamente en la fila. Cuando volví a llegar para comprar el otro juguete para mi otra hija me dijeron que no se podía porque yo ya había comprado uno. Me disgusté tanto con esa persona, que le rompí la tabla, que ya había comprado, en la cabeza y me llevaron presa. Era una injusticia porque yo no iba a llegar a mi casa con tan sólo un juguete si tenía dos hijas.
-¿Qué sentiste cuando estabas en la cárcel?
Estaba muy apenada porque la mujer estaba sangrando y todo porque le pegué con mucha fuerza. Mis padres se preocuparon mucho, pero me pudieron sacar de inmediato. Por eso salimos de Cuba porque con mi temperamento, mi madre sabía que me iba a seguir metiendo en problemas (risas). Además allá pasábamos mucha hambre. Incluso cuando estaba embarazada de mi segunda hija, me desmayé varias veces por lo poco que conseguía para comer y se lo daba a mi hija. Fueron momentos difíciles.
-¿Cómo fueron tus comienzos en Estados Unidos?
Llegamos a la casa de los tíos de mi esposo en New York. Enseguida empezamos a trabajar y nos mudamos a un sótano hasta que pudimos mudarnos a un apartamento. Al principio tuvimos que sacrificarnos mucho, pero estábamos mucho mejor que en Cuba porque aquí nunca pasé hambre. Empecé trabajando en una factoría de zapatos. Luego trabajé en una fábrica de postales de navidad y luego en una de ropa. Hasta que decidí que iba a estudiar inglés y mecanografía. Luego conseguí trabajo en una compañía de importaciones y exportaciones en Wall Street.
-¿Y cómo comenzaste tu carrera actoral?
Resulta que en mi trabajo me encontré a un amigo con el que hice teatro en Cuba. Él se me acercó, empezamos a hablar y me dijo que él tenía un grupo de teatro. Me invitó a participar y ahí volví a hacer lo que me gustaba. Yo siempre tuve la esperanza de que en algún momento volvería a actuar.
-¿Tuviste que convencer a tu esposo para que te dejara volver a actuar?
Esa fue una lucha muy fuerte. Pero yo dije que para hacer feliz a mi familia, primero tenía que ser feliz yo. Entonces se lo expliqué a mi esposo y le pedí que me ayudara. Le dije que nada iba a cambiar en la casa, pero él no entendía y vivíamos en una lucha constante. Esa decisión me llevó al divorcio. Tuve que divorciarme para poder ser feliz. El teatro me llenaba y mi esposo nunca lo entendió.
-¿Cómo saliste adelante después de tu divorcio?
Fue fuerte divorciarme. Y pasé por momentos difíciles porque ya tenía mis tres hijas, Martha, Elaine y Jezabel. Entonces tuve que seguir trabajando al mismo tiempo que hacía teatro. Además, casi tuve que obligar al padre a que me diera dinero para ellas. Él no era malo, pero los hombres hacen eso para ver si la mujer vuelve con ellos. A mí eso no me amedrentó y seguí adelante, aunque tuve que estar en dos trabajos. Uno en la compañía de importaciones y otro en una compañía de publicidad. Pasé muchísimo trabajo, pero hacía lo que me gustaba. Hubo épocas muy malas, pero luego todo se arregló. Trabajé en varias obras de teatro y también en una película llamada ‘El súper’.
-¿Tuviste que poner tu vida sentimental a un lado?
Sí, salí con amigos y tuve algunos novios porque eso es natural. Yo era muy joven, pero mis hijas nunca vieron ningún hombre en la casa. Siempre las respeté. Después conocí a Juan Troya haciendo teatro, pero en ese momento él estaba casado, aunque había mucha afinidad entre nosotros. Luego me ofrecieron un trabajo en radio en Miami y vine a vivir aquí. Tiempo después, Juan se divorció, vino a visitar a unos amigos y de paso me visitó a mi. Todo pasó muy rápido y terminamos casados. Pero después de 14 años, también nos divorciamos. Fue todo muy bonito, pero se acabó el amor. Todo se llevó muy sanamente y ahora con sus hijos y los míos tenemos una gran familia. Todos nos llevamos muy bien.
-¿Luego empezaste a hacer novelas?
Mi primera novela fue ‘El magnate’ junto a Andrés García. Ahí hice el papel de la madre de la protagonista. Ahí empezó mi carrera en televisión. Había hecho ‘Corte tropical’, que fue un show de comedia, pero esa novela fue lo que me abrió las puertas. Seguí trabajando en radio y cuando salía me iba a grabar la novela. Después vino ‘Marielena’ junto a Eduardo Yañez y Lucía Méndez. Ahí vinieron todas las demás y siempre he pertenecido al elenco principal. Ya llevo unas quince novelas.
-¿Cómo te sientes trabajando en producciones de Miami?
Antes lo que nos llegaba eran productos muy enlatados y, aunque no es fácil filmar en Estados Unidos, en términos de costo, lo que se está haciendo en Miami es fantástico. Lo que se produce aquí tiene mucho alcance mundial. Pero después de más de 15 años de producciones, aún es un bebé en pañales en comparación con los demás países hispanos que son grandes productores hace décadas.
-¿Y cómo te sientes estando al lado de actores con diferentes nacionalidades y acentos?
Segura que el público no se da cuenta a menos de que sea un acento que no tiene nada que ver con el personaje. Este país es multicultural y así tienen que ser las novelas. Además así se vende mejor el producto internacionalmente. Somos los más importantes al ser quienes presentamos los conflictos que complican la trama y la hacen interesante.
-¿Vistes como tu personaje de ‘Perro Amor’ en la vida real?
Para nada, yo soy mucho más moderna y sexy que ella. Me gusta la moda e intento estar en la onda de lo que se lleva.
-¿Cómo te sientes en tu rol de abuela?
Tengo tres hijas que tuve con mi primer esposo y también los hijos de mi ex esposo que son como míos. De mi esposo son cuatro, tres hombres y una mujer. En realidad tengo siete hijos. A los varones no les veo muy seguido, pero a Ana María si la veo mucho. Es también mi hija. De todos ellos, tengo diez nietos. Me encanta mi papel de abuela, aunque es esporádico, porque mi trabajo no me permite compartir mucho con ellos. Me gusta mucho preguntarles lo que les gusta y lo que han hecho. Me encanta que me digan abuela.
-En la pequeña pantalla vemos que eres una mujer de armas tomar, ¿y en la vida real?
Soy tímida, aunque la gente no se lo crea. Por ejemplo, en las cosas del amor, donde ahora las mujeres son más lanzadas, yo no, yo estoy chapada a la antigua. A mí me tienen que conquistar.
-Y al dar vida a tantas villanas, ¿cómo te acoge la gente en la calle?
En las calles de Miami ya no me pasa tanto porque la gente me conoce bien, pero cuando viajo a Latinoamérica, todavía la gente me grita cosas negativas. Me preguntan cómo es posible que sea así de mala. Que si no tengo corazón. Yo lo disfruto (risas).
-¿Cuál es tu mejor virtud y tu peor defecto?
Soy buena amiga y un defecto que no olvido fácilmente las cosas malas que me hacen.
-¿Eres maniática?
Mucho y muy meticulosa.
-¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de tu cuerpo?
Lo que más los ojos y lo que menos la celulitis.
-¿Qué te saca de quicio?
La gente mentirosa.
-¿Has hecho muchas locuras por amor cuando eras joven?
Sí, una vez me fui de casa, y pasé dos noches con mi novio. Y mi mamá... imagínate.
-Además de trabajar, ¿qué es lo que te gusta hacer?
Me encanta viajar y sueño con dar la vuelta al mundo. Me da mucha pena no conocer la idiosincrasia de cada pueblo, saber cómo piensan, cómo se expresan. Veremos si tengo la suficiente energía para hacerlo algún día.
-Si haces balance de tu carrera, ¿te consideras una privilegiada?
Totalmente, llevar viviendo 30 años de la interpretación es un privilegio, aunque he de decir que los comienzos no fueron nada fáciles.
-¿Qué consejos le darías a la gente joven que quiera dedicarse a esto?
Les diría que hay que estudiar mucho y que no todo es magia y glamour. Hay jóvenes que se piensa que tienen un guión delante y ya lo pueden hacer. No, eso requiere una preparación, incluso psicológica, para poder aceptar el rechazo del público, para admitir los errores, para ir mejorando y para ser autocrítico.
-¿Alguna vez tuviste tentaciones para tomar drogas o abusar del alcohol?
Uno es el que siempre decide lo que quiere hacer. Uno puede bailar y tomarse dos tragos, pero todo con mesura. Sí tuve personas que me tentaron y que me ofrecieron cosas. Pero hay que tener cuidado y saber que es lo que quieres.
-¿También te pidieron favores sexuales a cambio de un papel?
Sí, claro. En algún momento de mi vida sí me pidieron favores sexuales a cambio de tener un papel. Pero nunca caí en eso. Eso no se puede permitir porque es una humillación. Hay que ganarse las cosas con trabajo y con talento. Eso da más seguridad. Cuando me encontré en esas situaciones, supe manejarlas, pero en una ocasión tuve que dejar el trabajo porque las cosas se me salieron de las manos.
-Después de tu último divorcio, ¿has tenido novios?
Sí claro, he salido con otras personas. Las relaciones amorosas son parte de la vida de los humanos. El sexo es parte de nuestra vida emocional. El sexo es algo importante y que necesitamos.
-¿En este momento tienes pareja?
Ahora no tengo pareja, pero si aparece el hombre que esté dispuesto a comprenderme, yo encantada. Hay que atreverse porque no soy fácil (risas). Soy una persona llevadera. Pero tengo algunos pensamientos que pueden ser difíciles de entender. Para mí la moralidad, la amistad, el respeto son cosas muy importantes y primordiales. Yo soy muy amistosa y hay hombres que no entienden eso. Me gustan los grupos, la gente. Entonces un hombre debe estar dispuesto a dejarme estar con mis amistades. Quizás aparece por ahí un valiente que me entienda (risas). Yo estoy preparada para eso.
-¿Y cómo te cuidas para lucir tan bien?
Mi secreto es comer saludable. Hacer un poco de ejercicio porque no hago mucho. También hay que usar buenas cremas porque hay que proteger la piel. Es muy importante sentirse feliz, eso te ayuda bastante.
-¿Te has hecho alguna cirugía plástica?
Sí claro, ya he pasado por eso. Es bueno que existan cosas para mejorar lo que uno ya tiene y para sentirse mejor. Los años van a caer, pero si uno puede aguantar un poquito la caída pues hay que hacerlo (risas). Yo me hice el lifting en la cara. Eso es lo único. En el cuerpo no me he hecho nada. Gracias a Dios tengo una buena piel y también me cuido con cremas. Me operé para sentirme y verme más joven porque por dentro me siento de 15 años (risas). A mí me gustan las cosas modernas y me fascina estar a la moda. Me encantan las carteras y los zapatos. Ese es mi pasatiempo.
-A nivel profesional, ¿qué sueño te queda por cumplir?
Me gustaría hacer cine de calidad, no comercial. He participado en películas como ‘El cabo del miedo’ con Robert de Niro, pero al final he acabado dedicándome más a las telenovelas, al teatro y a mi familia.
-¿Qué nuevos proyectos tienes?
Estoy escribiendo teatro, tengo varias obras. Me gusta mucho escribir; de momento te da un poco de miedo, pero lo voy a hacer, voy a poner mis propias obras de teatro con estudiantes que van a sentirse divinos en ese ambiente teatral. Es importante que el actor se haga un poco en el teatro, porque el teatro te da una base para la televisión y para el cine, muy fuerte.
-¿No bajas el ritmo de trabajo en ningún momento?
Yo no bajo el ritmo, el ritmo me lo bajará la vida cuando ya no pueda más.
Zully Montero fue Cecilia en ‘Perro Amor’:
Edad: 70 años. Profesión: dueña y presidente de la junta directiva de Brando Constructores. Es una mujer elegante, sofisticada; pero de mente abierta y de avanzada. Con un excepcional sentido del humor y una sabiduría que la hace estar por encima del bien y del mal. Pocas cosas la escandalizan, pero no soporta la falta de ética y principios.
Siente un enorme amor por su hijo Pedro y por su nieto Antonio, pero desprecia a su nuera Clemencia por arribista, poco auténtica y por pensar sólo en el dinero de su marido. Tiene una entrañable amistad con Ligia, la abuela de Sofía, porque con ella comparte el humor, el cinismo, el juego de cartas, los tragos que se toman y las ganas de casar a sus dos nietos. De Ligia, no le importa que sea arribista ni interesada. Ella la quiere como es y le ayuda en lo que puede.
No soporta que Brando Constructores se porte mal con la gente y cuando se da cuenta ordena inmediatamente corregirlo. Ella no hizo su fortuna maltratando a nadie. Crió a Camila y adora a Antonio de quien es además confidente.